Texto para el catálogo de la Muestra Cerfructus escrito por Luis Felipe Noé

Liliana Menéndez y la invención de la escritura



Liliana Menéndez piensa el dibujo como escritura y a la escritura como dibujo. Sin ataduras a ningún supuesto anterior, ella representa, presenta, re-presenta y deshace lo que presenta. La línea baila, salta, se concreta en un algo o en muchos potenciales objetos a los que les da nombres ininteligibles. Tanto sea por la escritura o por la representación. Apuntes de un viaje interior con mucho aprendido, -en especial la experiencia del dibujo chino- y mucho olvidado para volver a nacer en una otredad.

La naturaleza vegetal no esta presente en sus obras solamente cuando alude a plantas sino en la entraña misma de su juego creativo. Alude y elude al objeto como reconociendo que ella tiene capacidad de denominar de vuelta a las cosas.

Respecto a esta última afirmación quiero hacer una precisión: el ser humano se distingue de los otros animales por su capacidad y necesidad de dar nombre a las cosas naturales que lo rodean y, aun más, a aquellas categorías abstractas que inventa. Los animales deambulan entre las cosas reconociéndolas. La capacidad lingüística – la de crear fundamentalmente sustantivos- caracteriza lo humano pero va mas allá de las gramáticas inventadas. “El lenguaje es el estar allí del espíritu”, nos enseñó Hegel. No se trata de la mera banalidad de utilizar las palabras aprendidas como comunicación. Por el contrario, se trata de concebir genuinamente nuestra relación con el mundo, nombrando como seres primitivos a lo que nos rodea, inventando palabras imágenes, sonidos, y hasta movimientos corporales.

Sus dibujos me traen a la memoria a Jorge Bonino, otro cordobés como ella, que en espectáculos increíbles inventaba idiomas en base a raíces lingüísticas diferentes dando discursos que aclaraban y explicaban todo con palabras ininteligibles pero absolutamente comprensibles en su sentido esencial.

Dicho esto, quiero señalar que Liliana Menéndez alude en sus dibujos al proceso del nacimiento de la escritura y a la capacidad de significación de ella. Este doble juego poético sensible e inteligente entre la escritura en si misma como gesto y su capacidad implícita de representación que ella desarrolla en su obra le valió el premio del concurso de dibujo organizado por el Museo Emilio Caraffa de Córdoba para artistas de esa provincia consistente en exponer individualmente en La Línea Piensa.



                                                                                                             Luis Felipe Noé


 

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